Evaluando el camino: ¿Que hemos hecho mal en la ECP-USAC?

Por Luis Mack
Profesor Titular II

En los últimos días, se ha intensificado el proceso electoral en la Escuela de Ciencia Política de la USAC, debido a que los tiempos apremian: en la segunda semana de abril se realizará la elección como tal. Hasta el momento, existen dos candidatos plenamente identificados: los politicólogos Geidy de Mata y Werner Castillo, aunque ya se han posicionado como posibles candidatos el sociólogo Mike Rivera, la internacionalista Ingrid Rivera, y el sociólogo Juan Antonio Fernández; éste último con el problema que no es profesor titular de la ECP, lo cual aparentemente lo descalifica como candidato.

Según una encuesta dada a conocer por el Instituto de Investigaciones a 300 estudiantes, el resultado arroja que el ganador es el voto indeciso y el voto nulo; en intención declarada, los candidatos Mike y Geidy son los supuestamente mejor posicionados, pero el sentir de muchos en la Escuela es de una franca crisis, y la ausencia de opciones viables parece que lo confirma.
El día lunes 12 de marzo se realizó el primer ejercicio de debate, con la asistencia de únicamente dos de los candidatos: los politicologos Geidy y Werner. La primera de las preguntas formuladas por los moderadores del foro fue muy pertinente: ¿Cuales son los puntos positivos y negativos de las últimas administraciones? Una pregunta tan crucial hubiera merecido una respuesta contundente de ambos candidatos presentes; sin embargo, en general la respuesta fue evasiva; probablemente influido por el poco tiempo para responder (4 minutos por candidato).
Evaluar el camino es el primer paso para cambiar. Albert Einstein decía que locura es esperar resultados diferentes haciendo lo mismo. Si no sabemos que ha fallado, mucho menos podremos plantear una propuesta de cambio, y parece que los candidatos que ya se han lanzado al ruedo, están proponiendo algo similar a lo que ya ha existido en el pasado.

Logros de la administración de Geidy de Mata (2006-2014)
Empezamos por la administración de Geidy de Mata, quizá la más fácil de evaluar, ya que la misma profesora ha divulgado el resumen de sus logros:
  • Ser la primera mujer que gobierna la ECP-USAC
  • Ampliación presupuestaria en dos ocasiones.
  • Una de las ampliaciones fue gracias al proceso de acreditación que en su momento fue un gran logro: la primera unidad académica de la USAC en planificar y culminar un proceso de acreditación internacional.
  • Creación del departamento de postgrado y la apertura de dos programas de maestría.
  • Fruto de ese proceso de acreditación, se generó el proceso de readecuación curricular, proceso que finaliza este año: el viejo pensum dejará de impartirse a partir del segundo semestre de este año. 
  • También menciona en su vídeo mejoras «significativas» a las instalaciones.

Logros de la administración de Marcio Palacios (2015-2018)

Evaluar lo que aún está en proceso es un poco más difícil, especialmente por el hecho de que la actual administración generó una serie de controversias que profundizaron la sensación de crisis, al punto que en varias ocasiones la Escuela de Ciencia Política figuró en los noticieros, pero por razones negativas.
Pese a ello, hay que señalar que al inicio del período actual, se desarrollaron algunas acciones importantes:
  • Se abanderó la necesidad de reducir la enorme deuda que tiene la Escuela con su propia comunidad, especialmente por el enorme número de personas que no habían podido culminar su fase de pre-grado: había una enorme presa de personas pendientes de exámenes privados y de tesis. 
  • Una buena parte de esta baja eficiencia terminal se debía a razones puramente burocráticas, pero otros se debían a una inadecuada reflexión sobre criterios metodológicos mínimos. En ese sentido, se inició el proceso de unificación de criterios y procedimientos, además de que se procuró una dispensa de los idiomas para favorecer que se graduaran aquellos que por una u otra razón, tenían pendiente esos procesos finales.
  • Muchos de mis antiguos compañeros de estudios se beneficiaron de esta política institucional, aunque no tengo a mano los datos sobre el impacto real de esta política institucional.
  • Se estableció como discurso la unificación de las escuelas, para formar la facultad de ciencias sociales. Fruto de ese esfuerzo y ese discurso, se inauguró el Doctorado en Ciencias Sociales, en alianza con la Escuela de Historia.
  • Se inició el proceso de expansión territorial de la Escuela, algo muy significativo, debido a la importancia de las carreras que se imparten en nuestra unidad académica. Fruto de ese proceso se imparten las carreras de la Escuela en el Centro Universitario de Oriente (CUNORI) en la ciudad de Chiquimula.
Los problemas (2006-2018)

Uno de los principales problemas de la sociedad guatemalteca es el marcado personalismo de la política, definido por Max Weber con el concepto de Patrimonialismo: 

El soberano es visto como el señor que dispensa su favor y su gracia al pueblo; los puestos públicos no son asignados por capacidad y competencia sino por lealtad y simpatía; no hay una formación estricta y regulada de los funcionarios sino una nominación que obedece a la conveniencia de quien posee la autoridad; la actividad de dichos funcionarios con frecuencia se extiende más allá de lo que les está expresamente señalado; el desempeño de los cargos se remunera sobre todo por el usufructo que de ellos se pueda hacer; se obedece más a la disposición individual del gobernante que a leyes fijas  y establecidas (Max Weber)

El personalismo en la política, por lo tanto, tiende a identificar a la institución con las personas, ya que la continuidad o no de un proyecto depende de que el señor patrimonial permanezca de forma indefinida al frente de la organización. El mejor ejemplo de ello en el ámbito nacional es Álvaro Arzú: 24 años de continuidad al frente de la Municipalidad capitalina, y sólo porque la limitación de edad, dicho gobierno no se extendería aún más. La perfecta dictadura democrática.
Analizando el concepto de Weber a la Escuela de Ciencia Política, el fallo principal de ambas administraciones es que todas las acciones desarrolladas, respondieron más a la voluntad y deseo de quienes lo impulsaron, que el producto del consenso y el compromiso de la comunidad que conforma la unidad académica. Por ese defecto de origen, todos los logros en realidad pueden ser vistos como fracasos, en la medida en que todos y cada uno de ellos no cuentan con adecuadas bases para su mantenimiento, una vez que los impulsores dejen sus cargos:
  • La ampliación presupuestaria derivó en una ejecución caótica del gasto.
  • La acreditación, en vez de verse como una fortaleza, es una pesada carga frente a los conflictos y deficiencias que generó la aprobación y puesta en práctica de la readecuación curricular. 
  • El problema de fondo es un proceso de readecuación curricular que no fue producto del consenso y el debate, sino de la prácticamente imposición por parte de la entonces directora, Geidy de Mata, pese a que supuestamente hubo un proceso de consulta: lamentablemente, muchas de las sugerencias y críticas no fueron incorporadas al actual pénsum de estudios de las tres carreras.
  • La creación de «especialidades» fue prometedor, al principio. Lamentablemente, las especialidades fueron más producto de la lectura de las tendencias que dominaban el escenario nacional en su momento, más que el fruto de una reflexión sobre lo que los profesionales de las tres carreras podrían aportar en el corto, mediano y largo plazo. Adicionalmente, nunca se pensó en cómo la actual planta de profesores tenía la capacidad y la experiencia para hacerse cargo de dichas especialidades.
  • En vez de fortalecer a los docentes y dignificar su condición, se fragmentó aún más el cuerpo docente, ya que se volvió a recurrir a la vieja práctica de otorgar a dedo los cursos que por una u otra razón, no tenían un titular al frente.
  • Se generó la falsa dicotomía entre el profesor titular y el profesor interino: la candidatura de Juan Antonio Fernandez así lo demuestra: no se siente adecuadamente representado por los actuales candidatos a director. 
Además de estos aspectos puntuales que podrían señalarse, una deficiencia histórica de la Escuela que debería agregarse es que nunca ha existido una estrategia de investigación ni de publicaciones, por lo que hemos estado prácticamente ausentes de la problemática nacional en los últimos 20 años.
Lamentablemente, en esta coyuntura, el discurso y las posturas de los candidatos que ya se han pronunciado nos hace recordar que parece que queremos cambios, pero probando las viejas prácticas patrimonialistas y caudillistas que han prevalecido en el pasado. Con esa perspectiva de futuro, no hace falta hacer mucho esfuerzo para saber que lejos de solucionar nuestros problemas, nos encaminamos derechito a una crisis aún más profunda.

«La crisis se produce cuando lo viejo no acaba de morir y cuando lo nuevo no acaba de nacer.» 

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