Ensayo: Causas Histórico-Políticas de la Desunión Centroamericana


Por Douglas Abadía Cárdenas

La integración del territorio centroamericano ha sido hasta el momento una utopía, se ha tratado de integrar a los países del área centroamericana únicamente a través de su economía, pero han existido diversas causas por las cuales Centroamérica no se ha podido unificar como un todo; siempre han existido obstáculos al querer concretar los planteamientos de los que han luchado impotentemente por ver a una Centroamérica unida y sin fronteras.

En este breve estudio se abordarán únicamente tres  causas histórico políticas que han impedido hasta el momento la unión centroamericana, consideradas por el autor como las más importantes, las cuales son una Economía Regional no Unificada, las luchas intestinas y la cuestión de las etnias y las minorías.

Se pretende con dicho ensayo dar a conocer algunas de las causas que han mantenido a la región centroamericana separada para que en un futuro no muy lejano las autoridades, ciudadanos de los países centroamericanos y grupos de presión de los estados centroamericanos sepan el por qué se ha fracasado hasta el día de hoy en la tan anhelada integración.  Como se observará a lo largo del ensayo, las causas que han mantenido a Centroamérica separada entre sus países miembros son históricas y por lo tanto permanecen muy arraigadas en la población centroamericana, haciéndose más difícil el camino hacia la integración. 

Se hace necesaria la integración del istmo centroamericano debido a que la región de América Central no puede competir aislada en el proceso de globalización, además hasta el día de hoy es una de las regiones que no se ha unificado, como ya ha ocurrido con los países del Cono Sur y los países europeos; es de vital importancia que la población de los países centroamericanos se sientan parte de un todo y no que cada país trate de protagonizar por sí solo, pues existe una historia en común que nos hace parte de un todo.

Economía Regional no Unificada

La integración del territorio centroamericano como un espacio económico no fue posible durante los siglos XVI y XVII.  Fue necesario esperar a la segunda mitad del siglo XVIII, cuando a raíz del auge del añil no sólo se produjo una integración más estrecha al mercado mundial por medio de la exportación de tintes, sino que, por primera vez, se dio un fuerte crecimiento de los intercambios comerciales a nivel regional.  En dicha época Centroamérica se encontraba fragmentada, por ejemplo:  una buena parte de la costa del Pacífico, desde Honduras hasta Costa Rica, mantenía nexos muy estrechos con Panamá; mientras que El Salvador, Guatemala y una parte de Honduras conformaban otro espacio económico.  La fragmentación del espacio centroamericano fue, en alguna medida, resultado de la constante búsqueda española de alternativas para desarrollar actividades económicas rentables, vinculadas a satisfacer la demanda de mercados ultramarinos o regionales. 

En la Centroamérica de los siglos XVI y XVII ya existía una economía dual, o sea dos grandes sistemas económicos.  El primero estaría dedicado a la producción para el consumo doméstico y el comercio regional; se distinguiría del segundo por las técnicas agrícolas limitadas, el cultivo extensivo y la pobreza del instrumental agrícola utilizado.  El segundo estaría destinado a la obtención de productos comercializables, y se caracterizaría por una agricultura más intensiva, el empleo de técnicas modernas y mano de obra numerosa y especializada.  Al privilegiarse la agricultura de exportación, se perdieron de vista actividades para el abastecimiento de mercados locales o regionales, de gran dinamismo y rentabilidad, como lo fueron el cultivo de la caña de azúcar y del trigo en las cercanías de los principales centros urbanos.  .

El Pacifico de Centroamérica, desde Honduras hasta Costa Rica, mantuvo nexos estrechos con el sur, en especial con Panamá y Perú.  Mientras que Nicaragua mantenía relaciones comerciales con los puertos de Nueva España. 
En el norte de Centroamérica, desde los puertos hondureños se realizó algún comercio con las islas del Caribe.  Sin embargo, el comercio más activo se desarrolló alrededor del cacao, producto indígena cultivado desde el istmo de Tehuantepec hasta Nicoya.  Hacia mediados del siglo XVI el comercio cacaotero conoció un auge repentino.  Soconusco, entonces parte del Reyno de Guatemala, era la principal provincia cacaotera.  Muy pronto se hicieron sentir los efectos de la explotación inmisericorde a la cual se sometió a los indígenas, quienes se vieron obligados a abandonar sus cultivos de subsistencia, al extremo que fue necesario importar de otras zonas alimentos y ropas, negocio que desde luego controlaban los españoles.  En la década de 1540, en la provincia de Izalcos en El Salvador, los encomenderos comenzaron a cultivas grandes plantaciones de cacao, obligando a los indígenas a expandir el número de árboles.  El negocio del cacao de Izalcos estuvo en manos de unos veinte grandes encomenderos.  Entre ellos sobresalían tres originarios de Salamanca Juan de Guzmán, Francisco Xirón y Juan Vásquez, quienes no ostentaban el título de Conquistadores, pues habían llegado en la década de 1540.  Estos encomenderos amasaron grandes fortunas mediante la extorsión a los indios, a quienes obligaban a realizar pagos tributarios extraordinariamente altos.  La posesión de encomiendas en las zonas cacaoteras fue fuente constante de conflictos entre los sectores dominantes de la sociedad colonial; por ejemplo, los españoles del altiplano, que no poseían encomiendas en las zonas cacaoteras, protestaban por el traslado de indígenas para trabajar en esa actividad, invocando las leyes que prohibían llevar indios a territorios de climas cálidos e insalubres.  Una parte del cacao de Izalcos y Soconusco se exportaba desde el puerto de El Ralejo a Panamá y al Perú, pero el grueso de las exportaciones iba al Virreinato de Nueva España.  El cacao centroamericano era muy apreciado y entre los españoles se había extendido la costumbre de consumir chocolate. 

Después del cacao, el añil fue el producto más importante en el comercio centroamericano.  La industria del añil conoció su primer auge entre 1580 y 1630.  Hacia 1600 ya el añil había desplazado al cacao como principal producto de exportación centroamericano.  España era el presunto mercado del añil.  En el mercado local, el añil era colocado en pequeñas cantidades, y hacia el Virreinato del Perú se realizaban algunas exportaciones, sin embargo, la falta de mercados fue la causa principal del estancamiento de la actividad a partir de 1630.  El verdadero periodo de prosperidad para el añil centroamericano fue la segunda mitad del siglo XVIII.

La economía centroamericana presentaba un patrón cíclico, y mientras algunas áreas vivían épocas de bonanza, otras se hallaban sumidas en la miseria.  Como se puede observar, los países centroamericanos siempre han jalado por su lado desde hace cientos de años, por lo que dicho esquema se ha venido reproduciendo a lo largo de la historia; impidiendo la unificación centroamericana sumado a la dependencia económica que ha caracterizado a Centroamérica al existir un consenso colonial entre la monarquía, las instituciones, la burocracia y las elites criollas.  También cabe mencionar que el triunfo de los liberales en Centroamérica en los años de 1850-1880  generó en las elites centroamericanas la confianza en mantener relaciones comerciales con el exterior, pues les permitía obtener grandes beneficios económicos pero que llevaría a los países centroamericanos a la dependencia económica del exterior; esquema que se mantiene hasta la fecha.  Centroamérica no ha podido unificar su economía debido a la vasta cantidad de intereses de las oligarquías centroamericanas, pues cada grupo económicamente fuerte no quiere ceder para unificar los mercados centroamericanos, lo que hasta el momento ha sido un impedimento para la unificación. 


La cuestión de las etnias y las minorías

Los estados centroamericanos son hoy en día más homogéneos, donde los grupos de indígenas están parcial o totalmente aculturados o bien construidos por minorías residuales.  En El Salvador poblaron tres grupos étnicos los pipil, pokoman y los lenca.  En Nicaragua habitaron los niquirano, chorotega y chontal.  De forma irónica la fragmentación etnolingüística más profunda se da en el país donde la mayoría de la población pertenece a una sola gran familia, el maya-quiché: en Guatemala se cuentan una veintena de lenguas vernáculas y otros tantos grupos indígenas.  Guatemala, la más indígena y menos integrada de los países centroamericanos fue también el centro del poder español, y como tal, la más sometida a las estrategias de dominación del colonizador.  Las autoridades coloniales se esforzaron por aislar a los grupos aborígenes y marcaron los elementos de diferenciación. La desunión indígena fomentada por el poder español no logró quebrantar la resistencia de los antiguos amos del país.  En un principio fue el indígena, el natural.  El indio es un término peyorativo en español, es una creación del colonizador.  Se puede identificar al indígena no por rasgos somáticos sino por ciertos elementos culturales que lo distinguen del ladino.  En Centroamérica el “Indio” no constituye una supervivencia o un grupo de cultura tradicional identificable; pertenece a un grupo marginado y desposeído.  El indio fue para los españoles sinónimo de riqueza pues lo sobre explotaron. Se puede afirmar que los indígenas fueron en un principio las mayorías en el área centroamericana que por diversas causas se han ido mermando y mezclando con los ladinos.  Por otra parte, los habitantes de la costa atlántica de Centroamérica son en su mayoría negros; por lo que la población de los países centroamericanos es heterogénea, cada etnia con su propia cultura y costumbres.  En el caso guatemalteco los indígenas son la mayoría de la población, mientras que en Honduras, Nicaragua y Costa Rica existen blancos y negros; términos peyorativos que se han utilizado para mantener un esquema de dominación y opresión sobre dichas etnias.  Los conquistadores de América constituyen minorías que supieron dominar a la masa centroamericana, cuestión que se mantiene hasta el día de hoy.  Bajo la base de que los blancos son mejores que los no blancos, son más inteligentes y si tienen alma, las minorías instaladas en América Central han mantenido su hegemonía sobre las mayorías, además el profundo sentimiento de inferioridad de las masas han hecho de que se fortalezcan dichas minorías.  Considero que en términos de racismo, Centroamérica no se ha unificado pues los países que no tienen indígenas no quieren la igualdad con los indígenas especialmente guatemaltecos; y los guatemaltecos no aceptarían nunca ser negros, por lo que se tiene que entender que todos somos iguales sin importar raza, color, sexo, posición económica; pues todos los ciudadanos de los países centroamericanos tenemos un pasado en común que debería de ser el ingrediente especial y el motor que nos motive a consolidar la unión centroamericana. 

Las intervenciones de las potencias mundiales en el siglo XIX

Existió una rivalidad entre España e Inglaterra en el sentido de abastecerse de territorios en el nuevo mundo, comienza a ganar terreno Inglaterra y se siente atraída por el mercado y las riquezas que representan las colonias españolas en América.  Los ingleses fueron proveedores de armas a algunas etnias de Honduras para hacerles frente a los españoles.  También cabe mencionar que la costa atlántica de Nicaragua siempre ha sido un país aparte debido a la alta influencia inglesa en dicho país, Nicaragua ha tenido dificultades para integrarse a los demás países de la región debido a que no hablaban español y esta razón los ha alejado culturalmente de la Nicaragua del Pacífico.  Este pequeño fragmento histórico nos puede explicar cómo las potencias mundiales del siglo XIX no sólo Inglaterra y España, también Estados Unidos y Francia han querido extender  sus intereses económicos y apoderarse de los países centroamericanos, si antes la pugna era por obtener cantidades extensas de territorios y conquistarlos; a partir de la segunda mitad del Siglo XIX el interés de dichas potencias mundiales va en función de satisfacer sus intereses económicos e incluso políticos.  Los intereses europeos chocarían pronto con los intereses norteamericanos, quienes bajo la Doctrina Monroe (América para los Americanos) intentarían salvaguardar al continente americano de la influencia económica europea, en su propio beneficio.  A partir de 1880 la búsqueda de nuevos mercados y materias primas convirtió a América Latina en un foco de atracción para el neocolonialismo europeo y el imperialismo norteamericano.  Se puede afirmar que el proceso de desarrollo económico, incentivado por el neocolonialismo, se realizó a expensas, e incluso en contra, de los intereses de gran parte de los habitantes de los países centroamericanos, quienes eran tachados de ciudadanos de segunda mano por las oligarquías para mantenerlos adormecidos y sin oportunidad de opinión.  Resulta curioso observar cómo las potencias mundiales siempre se han disputado los territorios centroamericanos en los cuales quieren implantar los sistemas económicos, políticos y culturales; marginando a las masas y haciendo componendas con las oligarquías para solidificar su dominio.  Esta es una de las principales causas de la desunión centroamericana debido a que siempre se han satisfecho intereses de grupos pequeños (minorías) y siempre se ha marginado al grueso de la población, razón por la cual la unión de Centroamérica va en función de un consenso entre las oligarquías centroamericanas dejando a los habitantes de la región centroamericana a merced de las decisiones de dichos grupos; por lo que Centroamérica se verá unida el día en que las oligarquías centroamericanas decidan unirse y se tome en cuenta a las masas. 

Para concluir,  el camino a la unión centroamericana se ve lejano, hasta el momento solo se ha quedado en pláticas y no se ha logrado concretar la unión en su totalidad salvo algunas excepciones como el CA-4 y la unión aduanera entre Guatemala, El Salvador y Honduras.  El actor principal con el que se tiene que sentar a negociar y convencerlo es Costa Rica, país que ha sido el más rígido y renuente con los temas de integración.  Otro factor que lograría en términos generales la integración de Centroamérica es la erradicación de los resabios coloniales que han durado a lo largo de la historia, dar a conocer al ciudadano centroamericano las causas históricas, políticas, económicas y sociales que han impedido hasta el momento la integración centroamericana, pues solo conociendo las razones por las cuales no se ha concretado la integración se podrá evitar caer en los mismos errores que han impedido a Centroamérica protagonizar en el plano internacional. 


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